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sábado, 9 de julio de 2011

La juventud sin esperanza se torna a la violencia: Pandillas exportadas de los Estados Unidos hasta Centroamérica

Por Margaret Swedish

En Casa Juan Diego hemos oído de nuestros huéspedes de los problemas causados reciente mente por las pandillas violentas y fuertes entre la juventud en Centroamérica. Este artículo explica las raíces y presencia de las pandillas

Llamándolos una amenaza a la seguridad de la región, los presidentes de Honduras, El Salvador, y Nicaragua firmaron un tratado el 14 de enero poniéndose de acuerdo para cooperar en los esfuerzos de desarraigar a dos pandillas criminales peligrosas que se han extendido de las ciudades de los EUA a través de Centroamérica y varios Estados en México. Dos días después, la República Dominicana estuvo de acuerdo de participar en la campaña.

Mara Salvatrucha, tal vez la más notoria de las pandillas Centroamericanas en emerger en las últimas dos décadas, nació en Los Angeles en los 1980's entre inmigrantes salvadoreños. Su marca ha sido sentido en otras ciudades de los EUA, incluyendo a Washington, D.C., donde los miembros de Salvatrucha han sido implicados en varios tiroteos recientes.

Como llegó Salvatrucha a Centroamérica tiene tanto que hacer con las políticas de inmigración como con sus raices salvadoreñas. Bajo una rigurosa campaña de los EUA para deportar criminales extranjeros de regreso a sus países de origen, miles de miembros de pandillas han acabado en las calles de las ciudades de Centroamérica, sumergiendo a las fuerzas de la policía local por fondos insuficientes, entrena-miento, y personal (ver CAMR, noviembre diciembre 2003, o www.rtfcam.org). Las pandillas rápidamente establecieron redes en la región conectadas a miembros en los EUA, reproduciendo una operación criminal multinacional y traficando en drogas, armas, y seres humanos.

Oscar Santamaría, secretario general del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) dijo que las pandillas son "uno de los elementos que desestabilizan Centroamérica" (NotiCen, Latin America Data Base, Vol. 9, No 5, Feb. 5, 2004).
De acuerdo con la Base de Datos Latino Americana (LADB), las fuerzas policiales en la región informan que más de 69,000 miembros de las pandillas se organizaron en 920 pandillas, mientras que otras fuentes ponen el número tan alto como de medio millón. Los informes policiales de varios países indican que en Guatemala 20 por ciento de los homicidios son cometidos por miembros de pandillas, y en Honduras y El Salvador esta figura se eleva a 45 por ciento."

Algunas fuentes dicen que pueden haber tantos como 100,000 miembros de pandillas en Honduras solamente. Con esta disparidad en los números reportados, es difícil medir la exacta magnitud del problema, pero lo que no está en disputa es la subida de los costos sociales en los países donde operan.

El tratado compromete a los gobiernos y policías de los cuatro gobiernos a cooperar en quebrar y desraizar las redes de Mara Salvatrucha y Mara 18, dos de varias pandillas operando en la región. La intención es recolectar e intercambiar información, crear una base de datos relacionada a los crímenes de las pandillas y supuestos pandilleros, y prevenir que huyan de un país a otro para evitar su captura.

El problema de las pandillas es particularmente severa en Honduras lo mismo que en El Salvador (un estimado de 10,500 miembros), y en Guatemala (un estimado de 14,000 miembros). Estas operaciones se están ha-ciendo cada vez más sofistica-das, aprovechando de la última tecnología, incluyendo computa-doras y teléfonos celulares.

"Ellos operan con tecnología moderna," dice Hamyn Gurdian, director de los asuntos juveniles de la policía nacional de Nicaragua. Sus miembros están distanciados de sus familias, y sus edades son de los 12 a los 30 años" (LADB). El problema de Nicaragua no es tan severo como el de los países vecinos, cuyos números están alrededor de 1,000 y que son responsables por solo 0.57 por ciento de los crímenes del país, de acuerdo con Gurdian.

Mientras tanto, la actividad de las pandillas centroamericanas empezaron a afectar a México también. No es sorprendente dada su situación geográfica entre los EUA y Centroamérica. El Instituto de Migración Nacional de México (INM) le dijo a Inter Press Service (IPS) que miembros de Mara Salvatrucha y Mara 18 han aparecido en ocho estados mexicanos, haciendo "un problema para la seguridad nacional" (IPS), Feb. 17).

Entre los blancos más vulnerables en México hay miles de inmigrantes centro-americanos indocumentados moviéndose hacia el Norte en busca de trabajo. Conforme indica IPS, las pandillas saben que muchos inmigrantes traen efectivo para pagarle a los contrabandistas que los llevan a través de México y dentro de los EUA.
Los inmigrantes "deberían saber que nosotros dominamos acá," dijo un guatemalteco de 23 años, Daniel López, un miembro de Salvatrucha que fue arrestado por atacar y robar a los inmigrantes que se mueven a través de Chiapas. (IPS).

Los métodos son a menudo brutales. La policía mexicana dice que tantos como 200 asesinatos en Chiapas el año pasado fueron efectuados por miembros de pandillas, y que una tercera parte de las víctimas fueron torturadas o violadas antes de ser muertas.

De verdad, la brutalidad se ha vuelto el sello de las operaciones de las pandillas, un método para enviar mensajes desafiantes a las autoridades del gobierno que están inclinados en usar la mano dura contra los miembros de las pandillas, por poner en ejecución la lealtad entre pandillas, y por castigar a los rivales.
El nuevo presidente de Guatemala, Oscar Berger, que fue inaugurado el 14 de enero anunció su compromiso de reunirse con sus colegas regionales en la campaña anti Mara. El 28 de enero, el cuerpo de un hombre fue encontrado atado de pies y manos, con una venda sobre los ojos, y un torniquete en la garganta, en un túnel cerca de un centro comercial en la Ciudad de Guatemala. Adjunto encontraron una nota que decía: "Si siguen persiguiendo a las pandillas, la gente seguirá muriendo" (AP, enero 28).

Berger golpeó con una nota desafinaste, proclamando, si guerra es lo que quieren, guerra es lo que van a tener" (LADB).

Mensajes similares han sido enviados al presidente de Honduras Ricardo Maduro, desde que el gobierno ha empezado a actuar con mano dura contra las pandillas (ver CAMR). Los cuerpos de varias jóvenes, algunos desmembrados, han aparecido en las calles de Honduras a través de varios meses con mensajes adjuntos, a Maduro.

La cabeza decapitada de Lilian Diaz de 22 años fue encontrada en Tegucigalpa el 19 de enero con el mensaje: Feliz Año Nuevo al Presidente Maduro. Este es otro desafío. Las siguientes víctimas serán policías y dos periodistas." El resto del cuerpo de Díaz fue encontrado dentro de una maleta cerca de la prisión de la ciudad capital (LADB).
Cinco cabezas decapitadas han sido dejadas en las calles hasta ahora en este año, la más reciente en San Pedro Sula el 21 de marzo. La cabeza de un hombre no identificado fue llenada en una bolsa negra de plástico con una nota adjunta, "ja ja puercos … el fin del mundo se acerca" (Reuters).

A pesar de estos incidentes, los líderes del gobierno en ambos Honduras y El Salvador acreditan a una nuevas y más duras leyes anti pandillas pasadas el año pasado con la encarcelación de cientos de miembros de pandillas y una reducción en el número de homicidios. Maduro reclama que los asesinatos han bajado 57 por ciento desde que pasaron las leyes.

Pero las leyes también han ocasionado represalias de los miembros de las pandillas y preocupaciones de algunos de los lideres de la iglesia y de la comunidad de los derechos humanos, que dicen que las medidas penales no serán suficientes para eliminar el fenómeno, a menos que la marginalización de la juventud de la región, que los empuja hacia las pandillas sea también tomada en cuenta.

Otros dicen que la juventud está siendo criminalizada por lo que es, más que por lo que hace. La nueva ley de Honduras hace que el pertenecer a una pandilla sea un crimen castigable hasta por 12 años de prisión.

Tener un tatuaje con el símbolo de una pandilla puede ser suficiente para ser llevado a la cárcel.

Muchos abogados, jueces, y grupos de derechos humanos dicen que las leyes no son constitucionales, violan los derechos humanos fundamentales como la libre asociación, el respeto para el proces de la ley, y el requerimiento que el gobierno produzca la evidencia para justificar los cargos criminales.

En El Salvador, el Presidente saliente Francisco Flores expresó frustración con los jueces que están rehusando implantar las nuevas leyes, quejándose de que de 8,500 casos traídos hasta ahora (bajo las nuevas leyes) solo 425 han resultado con sentencias de prisión de acuerdo con LADB. "El miembro de la pandilla que ellos dejan libre con un doble caso de impunidad y al quedar libre regresa con más poder para cometer crímenes," dijo él.

Flores presionó a la Asamblea Nacional a crear "cortes especiales" para tratar con miembros de las pandillas, aunque la Corte Suprema de El Salvador dice que no sería constitucional hacerlo.

Su sucesor, Tony Saca, que ganó las elecciones presidenciales del 21 de marzo, proviene del mismo partido derechista, La Alianza Republi-cana Nacional (ARENA), y corrió bajo la misma plataforma anti crimen. No se espera que el se vuelva taras del liderazgo de ARENA de utilizar mano dura.

Los miembros del Congreso de Guatemala están estudiando las nuevas leyes de El Salvador y de Honduras mientras escriben la nueva legislación para confrontar el creciente problema aquí. Dijo el Presidente Maduro de Honduras, "nosotros estamos atentos para exportar (nuestro) plan al gobierno de Guatemala" (LP).

Mientras tanto, siguiendo su inauguración, Berger ordenó al ejercito a las calles en patrullas conjuntas con las fuerzas de la policía, "un movimiento que ha resultado en el arresto de muchos miembros de pandillas." Pero es también polémico dada la reciente historia de la brutal represión militar.

La mano dura en El Salvador y en Honduras ha tenido, aparentemente, el efecto no intencionado pero inevitable de dispersar las pandillas hacia países vecinos de Centroamérica, exacerbando el problema en Guatemala y vertiendo sobre Mexico. Las autoridades mexicanas dicen que la presencia de Salvatrucha y Mara 18 fue marginal hasta el año pasado (IPS).

Nicaragua se unió a sus vecinos en el tratado anti pandillas, aunque todavía no encara el mismo nivel de actividad de pandillas que sus vecinos del norte. Pero la decisión del gobierno de unirse al esfuerzo es una indicación de su nivel de interés que podría pronto encarar una situación similar.

Mucha gente que trabaja con la juventud teme que las duras medidas nuevas solo harán las cosas peores. Emilio Goubaud que trabaja en un centro de rehabilitación para ex miembros de pandillas en Guatemala le dijo a La Prensa Latinoamericana que "el gobierno no estaba viendo las causas del problema y que el acercamiento a la línea de mano dura solo haría a las pandillas más violentas".

Dijo Gobaud, "Si ellos continúan con esta actitud estos grupos se van a convertir en insurgentes subterráneos, y generarán una guerra contra la policía."
Gobaud y otros trabajadores de derechos humanos y de la juventud tienen el plan de ejecer presiones contra la legislación anti pandillas, diciendo que el foco debe ser "prevención y reinserción a través de Centroamérica."

Pascual Campos, un sacerdote que trabaja en los barrios pobres de la Ciudad de México, expresó preocupaciones similares con respecto al gobierno de México: "Yo espero que el gobierno mexicano actuará sabiamente con respecto al problema de las pandillas, poniendo énfasis en la educación, los deportes y las oportunidades de empleo para los jóvenes." Dijo, "El mejor antídoto contra la violencia es trabajar con los jóvenes, más que la represión" (IPS).

Campos nota que muchos jóvenes están motivados a unirse a las pandillas por el quiebre de la fabrica social," que desarrolla "un criadero para las pandillas." En sus "maras" ellos encuentran un sentido de pertenecer a una "familia," algún estado en las calles, y protección contra las pandillas rivales.

"Mis tatuajes son como decir, yo tengo este apellido, que yo soy parte de esta familia," Alan Mendez, un hondureño de 20 años que está cumpliendo tiempo en México por una serie de ofensas cometidas en la frontera con Guatemala, se lo dijo a la publicación semanal Cambio" (IPS).

Comentarios como estos indican no solamente las causas raices del creciente fenómeno de las pandillas, sino también la insuficiencia de enfrentar la crisis con medidas punitivas de corto plazo. Cientos de miles de jóvenes han sido desarraigados, desempleados, y abandonados a su suerte, como resultado de las severas tensiones en la fábrica social de la región. Estas tensiones incluyen el aisla-miento social y la mar-ginalización, pobreza incre-mentada, y el rompimiento de las redes familiares como resultado del colapso de la economía rural de la región y la resultante ola de emigración. Como ejemplo, 2.7 millones de gente fuera de El Salvador, que tiene cerca de 6 millones de población, que viven fuera del país.

Añadiendo a la presión, las nuevas políticas de los EUA de deportar agresivamente "extranjeros criminales" ha adicionado a miles de jóvenes marginalizados en las calles de las ciudades centromericanas, entre ellos "soldados callejeros" y líderes de las pandillas basadas en Los Angeles. Hay un aparente sin fin de suministro de reclutas para las redes de pandillas.

El crecimiento de las pandillas en la región es una de las más trágicos legados de las décadas de levantamiento de violencia social y las esperanzas desechas de una generación que luchó para una vida mejor para su pueblo. Es también uno de las caras más obscuras del nuevo "libre comercio" del régimen neoliberal que ha desplazado a millones de personas de su tierra y de sus pueblos y los ha forzado a una de las migraciones más grandes en masa de la historia reciente.
Este duro mundo nuevo parece tener poco espacio para los empobrecidos jóvenes marginalizados más que las calles, las cárceles, y muy poco interés en su dignidad o su destino.


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