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sábado, 9 de julio de 2011

¿Solos consigo o contra sí mismos? Apuntes epistemológicos sobre varones y ejercicio de la violencia

Juan Guillermo Figueroa
El Colegio de México 

 
jfigue@colmex.mx

 

En el proceso de estudiar algunos comportamientos de la población masculina e identificar elementos que den cuenta de su identidad de género el tema de la violencia aparece de manera recurrente. Incluso hay autoras que consideran que en una sociedad patriarcal es difícil o incluso imposible encontrar hombres que no ejerzan algún tipo de violencia, ya que su mera pertenencia de género los coloca en una posición opresiva, al margen de que pretendan moderarla. El objetivo de esta presentación es compartir algunas reflexiones sobre algunas aproximaciones al estudio de la violencia dentro de la identidad de género de los varones, pero incluso cuestionando el papel protagónico y problemático que se le da a dichos varones al definir los objetivos, hipótesis y preguntas orientadoras de un estudio, así como la población necesaria para entender lo que se busca analizar.

Se parte de una tipología provisional de las representaciones sociales que existen sobre los varones para luego caracterizar algunas estrategias metodológicas que acompañan la generación de información sobre violencia, destacando componentes de los nudos conceptuales y la terminología utilizada para construir categorías analíticas, pero a la par los entornos aparentemente silenciados en este proceso. Sin pretender exhaustividad en esta clasificación ni el la revisión bibliográfica, se discute la relación entre violencia y varones, incluso antes de proceder a revisar interpretaciones de la violencia vivida por dicha población, al observarla, al ejercerla, al padecerla, al nombrarla e incluso al silenciarla.

Dentro de las estrategias metodológicas que se privilegian se reflexionará en primer lugar sobre una aproximación que consiste en reconstruir la historia de los hombres, a partir de sus diferentes etapas de vida, buscando dentro de las mismas algunos eventos críticos y modelos de socialización que ayuden a dar cuenta de su posterior práctica de la violencia. Un punto central a discutir es el de los criterios que se usan para seleccionar a la población en estudio, y los supuestos para reconstruir las experiencias violentas y los casos relevantes para asociarse a las mismas.

Una segunda aproximación consiste en construir referentes teóricos y en algunos casos tipos que sirven de referencia analítica para interpretar las conductas violentas y desde ahí, generar la información que permita poner a prueba las hipótesis y los mecanismos de influencia de las diferentes dimensiones consideradas.

En este caso las observaciones que se salen de las regularidades esperadas u observadas, son nombradas como atípicas y en algunos estudios se ignoran o bien se intenta un análisis más específico, recuperando elementos de su contexto inmediato. Un punto a discusión consiste en la decisión de verificar o de falsear las hipótesis, ya que la información generada para cada propósito se orientaría hacia horizontes diferentes, además de que la misma clasificación de atipicidad o casos paradigmáticos, refleja un supuesto sobre las conductas esperadas entre quienes son considerados como generadores y receptores de la violencia.

La tercera aproximación intenta reconstruir historias de individuos específicos, los cuales son seleccionados en función de cierta tipología del ejercicio de la violencia, pero incluso considerando la posibilidad de ser no violentos. Este elemento que puede parecer intrascendente o incluso imposible desde ciertas interpretaciones, es clave en esta lectura ya que genera la posibilidad de enunciar otro tipo de preguntas y cuestionamientos al acompañar la reconstrucción del recuento que los individuos hacen de su historia personal. Por ejemplo, permite indagar cómo se resisten, confrontan o pretenden transformar las referencias sociales que asocian constantemente la violencia a diferentes ejercicios de la identidad masculina. Otro elemento para discutir es la forma de nombrar a varones como no violentos y reconstruir con ellos su interpretación de lo que podríamos denominar "disidencia de género".

Una aproximación adicional consiste en dialogar con hombres y mujeres para reconstruir los diferentes eventos de violencia en los que han participado a lo largo de algunas de sus etapas de vida, independientemente del papel de generadores o receptores de la misma. Ello permite reconstruir múltiples díadas en las que han participado (tanto como generadores como en su papel de receptores y observadores) e interpretar de manera más clara la violencia como un fenómeno relacional. Más allá de las posiciones maniqueas con las que a veces se estudia, emergen complejas relaciones de poder entre personas de ambos sexos y más aún, fluye la insuficiencia de referencias lingüísticas para dar cuenta de la diversidad de dichos intercambios.

La quinta aproximación a ser discutida en esta presentación contempla la lógica de construcción de indicadores estadísticos en el proceso de documentar la incidencia, los condicionantes y los posibles efectos de actos de violencia. Si bien en teoría, toda persona está expuesta a dicha problemática social, es mayor el desarrollo de estudios y mediciones para el caso de las mujeres, pero incluso nombrando este fenómenos como muestra de la dinámica de las relaciones familiares, al margen de no considerar algunas de las díadas de la aproximación aludida en el párrafo previo, en particular en aquellas donde los varones no son quienes generan la violencia.

Una última aproximación a ser comentada en esta exposición, contempla la sistematización de las condiciones de posibilidad en las que están inmersos los actores sociales considerados como generadores o reproductores de la violencia, en el proceso de confrontar los aprendizajes de género, las influencias estructurales que legitiman la violencia y sus posicionamientos individuales ante el fenómeno de la violencia, pero a la par la riqueza o pobreza de los recursos lingüísticos que identifican al darse cuenta de su identidad de género.

En este sentido interesa reflexionar sobre la posibilidad de nombrarse de manera aislada o bien grupal cuando se vive la violencia, ya que como se propone en el título de la presentación, el autor de la misma es de la idea que existe un diálogo constante con la otredad y consigo mismo, durante los diferentes actos de violencia. La soledad no es planteada como categoría en términos de carencia de compañía, sino de la posibilidad heterogénea de tomar distancia de sí mismo al interactuar con otros o bien al reflexionar sobre sí mismo, como lo reconoce la postura epistemológica de quien presenta este texto.
 

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